QUIÉNES SOMOS

En el mundo hay al menos 2200 millones de personas con deterioro de la visión cercana o distante. En al menos 1000 millones de esos casos, es decir, casi la mitad, el deterioro visual podría haberse evitado o todavía no se ha aplicado un tratamiento.

No, la ceguera y la baja visión son diferentes. La ceguera se refiere a aquellas personas que carecen del sentido de la vista. Por otro lado la baja visión se refiere a las personas que aún poseen un “resto visual”, es decir, que aun pueden ver en alguna medida, pero que no se puede corregir aunque se operen o usen lentes. La discapacidad visual es cualquier alteración del sentido de la vista, puede ser total o parcial, por tanto engloba la ceguera y la baja visión. Es importante usar los términos de manera correcta para no invisibilizar aquellos que padecen una u otra.

Las causas del deterioro de la visión varían mucho, pero si tuviéramos que agruparlas podríamos hacerlos de la siguiente forma: Hereditarias: Albinismo, atrofia del nervio óptico, cataratas congénitas, miopía degenerativa, etc. Congénitas: Anoftalmia, atrofia del nervio óptico, microftalmia, cataratas congénitas, etc. Adquiridas - accidentales: Avitaminosis, cataratas traumáticas, diabetes, glaucoma, infecciones, etc. Víricas – tóxicas - tumorales: Histoplasmosis, meningitis, neuritis óptica, rubéola, toxoplasmosis, etc.

¡Claro!, en Escuela Helen Keller, evaluamos, acompañamos y facilitamos todas las herramientas necesarias para que las niñas y niños puedan adquirir las habilidades necesarias para incorporarse de manera más sencilla a una educación regular. Para ello, es de vital importancia que tu hija o hijo sea atendido a temprana edad, de preferencia desde bebé, pues eso le permitirá desarrollar de forma más sencilla el resto de sus sentidos, aprender herramientas para su educación y también a ti como madre o padre te permitirá aceptar, entender y aprender a guiarle.

Como en el proceso educativo de cualquier niña o niño, es necesario el trabajo conjunto de padres de familia y docentes. Como padre de familia se requiere que esté en constante comunicación con los docentes y se involucre en las actividades académicas, pero también estar abierto a un acompañamiento personal pues ser madre o padre de un niño con discapacidad tiene su propio proceso, implicará conocimiento personal, desarrollo emocional, aprender de manera mínima braille, el uso de la máquina perkins, ábacos especiales, entre otras herramientas propias de la educación especializada.

Como padres debemos estar atentos a señales que nos permitan identificar si nuestros hijos padecen algún problema de visión. Cuando son bebés: Mantiene la mirada fija y/o no sigue los movimientos. Presenta dificultad para abrir los ojos en un ambiente luminoso. Sostiene la cabeza inclinada de manera anormal. Desvía un ojo o guiña repetidamente. Más grandes: El constante parpadeo significa que le cuesta mirar algún objeto por mucho tiempo. Desvía uno o los dos ojos constantemente. Entrecierra los ojos, esto sucede cuando siente que la mirada está cansada. En niños no es normal los “dolores de cabeza”. Realizan gestos como guiñar el ojo. Se frota los ojos cada cierto tiempo. Suele tropezarse con frecuencia y deja caer las cosas. Si ya percibiste alguna de estas señales visita a tu oftalmólogo de confianza, para que te dé un diagnóstico preciso. La detección precoz de las enfermedades oculares facilita el tratamiento temprano de las enfermedades de la visión, evitando en muchos casos que la pérdida de visión sea irreversible.

No, cuanto antes comiences a trabajar con tu pequeño a través de la estimulación temprana, multisensorial y visual (este último en caso de baja visión), tu pequeño podrá desarrollar el resto de sus sentidos y sus habilidades para lograr la independencia más adelante. En Helen Keller tenemos nivel de Educación inicial el cual comprende Lactantes y Maternal, que son niveles fundamentales sobre todo para quienes rodean a estos niños, ya que son los que le van a presentar el mundo. De esta manera el trabajo conjunto, papás, escuela y niños, logra esa sinergia para que el niño entienda qué pasa a su alrededor y en su interior.

El braille es un alfabeto, pensado para personas ciegas, con el que pueden representarse las letras, los signos de puntuación, los números, la grafía científica, los símbolos matemáticos, la música… Éste consiste en seis puntos en relieve organizados como una matriz de tres filas por dos columnas, que convencionalmente se numeran de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Mediante estos seis puntos se obtienen 64 combinaciones diferentes. La forma de leer el alfabeto Braille es mover la mano de izquierda a derecha pasando por cada línea. Contrario a lo que creemos el sistema braille puede aprenderlo cualquier persona, de hecho en Helen Keller continuamente brindamos cursos abiertos al público, pues creemos que aprenderlo como Padres es muy importante, ya que nos permitirá apoyar a nuestros pequeños en el día a día. Y como sociedad nos permite adquirir nuevas habilidades cerebrales, mejorar nuestra ortografía, desarrollar el tacto y mucho más.

La "Máquina Perkins" es una máquina de escribir mecánica, con la que se logra de manera sencilla y la velocidad necesaria escribir en braille. Constituye una herramienta fundamental para estudiantes con discapacidad visual de cualquier nivel.

El aprendizaje comienza en el momento en tenemos contacto físico con el mundo. Los niños con deficiencias visuales necesitan que se les anime a explorar su medio ambiente, ya que con regularidad se sienten inseguros. El entrenamiento en Orientación y Movilidad ayuda al niño ciego o con baja visión a darse cuenta en donde está y a tener un plan para moverse hasta donde quiere llegar. Estas habilidades deben desarrollarse en la infancia temprana, haciéndolo consciente de su cuerpo para navegar su mundo de manera eficiente, eficaz y segura.