En la Escuela Helen Keller, cada espacio es una oportunidad de aprendizaje, y nuestro servicio de comedor no es la excepción. Aquí, nuestros estudiantes no solo reciben una comida balanceada y nutritiva, sino que también fortalecen su autonomía, desarrollan hábitos saludables y aprenden la importancia de la convivencia.
Gracias al apoyo incondicional de nuestros benefactores, y en especial de Don Miguel Fernando y Don Jesús, nuestros niños disfrutan cada día de un platillo delicioso, preparado con amor y dedicación por Chayo, nuestra increíble cocinera, quien por más de 30 años ha sido parte esencial de esta comunidad.
Este espacio también es clave para su formación, ya que les permite aprender normas de urbanidad, fortalecer su sentido de responsabilidad y colaborar en tareas sencillas que fomentan su independencia en la vida diaria.
Cada bocado es una oportunidad para crecer, aprender y compartir. Gracias a quienes hacen posible que nuestros niños disfruten de este espacio tan especial.
Comments